domingo, 16 de agosto de 2009

Consumidores en el nuevo milenio


La revista musical Rockdelux está especializada en música; es evidente. Pero donde esta publicación es una auténtica maestra es en el arte de crear etiquetas para catalogar los discos. En uno de sus últimos números, dentro de la sección de crítica de álbumes, muestra su poderío en esta tarea. Al disco de Herois de la Katalunya Interior lo encuadra en la categoría de electroclash de la tierra; al de Angus and Julia Stone lo define como country-folk aniñado; al de Pascal Comelade, mientras, lo describe como pop de juguete. Resulta estimulante el juego de crear etiquetas y de generar categorías; al final, es un mecanismo para orientarse ante la avalancha de información que recibimos a diario, así como para identificar, de manera más sencilla, aquellas cosas que a uno le interesan. Del mismo modo, es un buen método para descubrir tendencias o para intuir por donde puede evolucionar un determinado tema. Esta práctica es, si cabe más sugerente, en un campo como el marketing, siempre a la caza de espacios vírgenes donde vender. No extraña, entonces, que, con cierta frecuencia, se definan nuevas categorías de consumidores, en un intento de aproximarse a los hábitos de compra en la sociedad. Dos de las tipologías más recientes son: Recessionista: acuñada por el portal de venta on line eBay, se trata de una evolución del clásico consumidor fashion. Un apasionado por las compras, que continúa deseando los mismos caprichos, pero que, ante la situación de crisis, debe buscar nuevas fórmulas para adquirirlos. Trysumerista: define a una nueva clase de consumidor, que prefiere probar y experimentar con un determinado producto o servicio, en lugar de comprometerse y hacerse con él de manera permanente. Ésta es la definición empleada por Antonella Broglia, en una interesante entrevista en Balzac TV.

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